Card. Gérald Lacroix

"Soy un hombre alegre, es un don divino (…) que viene del amor hacia Dios", dijo el cardenal, arzobispo de Quebec. Sin embargo de niño pasaban mucho tiempo con sus seis hermanos lejos de su padre que trabajaba como leñador. Gérald Lacroix trabajaba de joven como diseñador gráfico en una imprenta. Mientras tanto, sentía constantemente que quería ayudar a los pobres. Durante sus estudios, conoció a un misionero que llevaba años trabajando en Colombia y se unió a él. “Allí el Señor me llamó a seguirlo. Esto lo cambió todo por completo porque yo no quería ser sacerdote ”, contaba Gérald Lacroix, quien había trabajado en Colombia durante nueve años en una zona de guerra controlada por una organización guerrillera militar. A su parroquia le pertenecían 18 pueblos, al más lejano tardó 18 horas en llegar y sólo podía acercarse allí montando una mula. En una ocasión, el misionero estaba vendando las piernas enfermas con sepsis de un hombre cuando un joven irrumpió en su casa nervioso. Le pidió una ayuda urgente para su niño enfermo. El padre insistió en bautizar a su hijo viendo el mal estado en que se encontraba. No había ningún sacerdote en la zona. Finalmente, debido a la situación especial y con el permiso del secretario y misionero del sacerdote fue Gérald Lacroix quien había realizado la ceremonia. Desde 1988 está sirviendo a la comunidad siendo sacerdote. Desde 2011, ha sido nombrado Arzobispo de la Diócesis de Quebec y Primado de Canadá.