
ACCIÓN DE GRACIAS POR LA GRACIA DEL CONGRESO EUCARÍSTICO

Nuestro Señor Jesucristo, nuestro Maestro amado,
Te agradecemos de todo corazón que a lo largo de todo el Congreso Eucarístico Internacional hayamos podido experimentar con especial fuerza la maravilla de tu presencia, el poder suave e irresistible de tu amor. Siempre creíamos en ti, sin embargo ahora hemos experimentado de nuevo que lo que ha ocurrido durante el Congreso es algo más grande de lo que nosotros hubiéramos podido imaginar.
La cercanía íntima de las misas, la adoración del Santísimo Sacramento, la procesión del Santísimo Sacramento por la ciudad con sus luces encendidas el sábado por la noche, tu bendición con el Santísimo Sacramento que abrazaba y unificaba a la gran masa de los reunidos, permanecerán para nosotros como un recuerdo eterno y una fuente de fuerza.
En la Misa papal, la Iglesia universal estaba presente también como una comunidad visible a tu alrededor. Bajo la dirección del sucesor de Pedro la enorme familia de los obispos, de los sacerdotes, de los monjes, de los fieles laicos, Te ha celebrado, ha recibido la gracia de Ti y ha participado de Tu vida gracias al alimento de Tu Santísimo Cuerpo y de Tu Santísima Sangre.
La experiencia de estar en comunión con los pobres, la fuerza tangible del arte, de la ciencia, de la música, de los testimonios, la presencia del gran número de las diferentes nacionalidades que estaban presentes, el ejemplo y el entusiasmo de los creyentes que llegaron a nuestro país de todos los continentes nos han podido llevar el mensaje del renacimiento, de la esperanza y de la posibilidad de un nuevo comienzo después de los difíciles meses de la pandemia. De ti sacamos nuestra confianza, eres tú quien nos cuida.
También te hemos presentado nuestros grandes problemas comunes. Los límites de los recursos de la Tierra, la frenética búsqueda de la humanidad para no hacer inhabitable el mundo que la rodea. Para que su perplejidad no se resuelva ni con ansiosas acusaciones de los unos contra los otros ni con una lucha encarnizada por la riqueza. Más bien, deja que encuentre la esperanza en ti, que sea capaz de discutir los problemas comunes con honestidad y generosidad. ¡Gracias por recorrer el camino de la historia con nosotros!
Gracias por habernos dado la oportunidad de poder reunir en torno a tu mesa con los otros cristianos. ¡Te pedimos encontrar la plena comunión con ellos lo antes posible! En el amor hemos podido conocer a diferentes personas de otras creencias y de otras visiones del mundo. ¡Ayúdanos a ser tus mensajeros en el amor!
A lo largo de los años de la preparación del Congreso, pedíamos que el Congreso Eucarístico sirviera para la renovación espiritual de nuestra capital, de nuestro pueblo, de Europa y del mundo. Ahora, mientras damos gracias por todas las gracias del Congreso, te pedimos que nos ayudes a ser los colaboradores de esta renovación espiritual, bajo la guía y el poder de tu Espíritu Santo.
Amén